Sí, a ti, te odio. No mires hacia atrás porque te hablo a ti. No busques más culpables. No intentes escaparte. Es a tí. A ese tío que no piensa con la cabeza. Qué pareces vivir la vida egoístamente sin mirar los restos que dejas a tu espalda. Que no piensas en el daño que puedes hacer con tus mentiras. Mira me da igual que fuera por mi bien. No me importan tus excusas. No quiero escucharte, bastante te escuché ya y mira como he terminado. Puede que sea yo la que exagere. Que no tengas tanta culpa. Pero no es un delito estar dolida. He llorado. Pataleado. He remontado. Vuelto a caer. Volver a sonreír fue un logro. Pero luego llegó la manera en la que me defraudaste. Llega el momento en que descubro tus mentiras. ¿Por qué es tan difícil ir con la verdad por bandera? Yo lo hago y me va muy bien. Mis sentimientos son reales. Mi entrega es real. Todo lo que dije también lo fue. La pregunta es muy simple. ¿Por qué?
Por qué. Por qué. Por qué.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es algo horrible, porque una historia acaba pero para ti siempre falta un epílogo que lo aclare todo.
ResponderEliminarMe alegra verte escribir de nuevo. un beso!